miércoles, 24 de marzo de 2010

primera verdad
a dónde me llevas
tan lejos de lo obligado
sublimas mi cortesía
a cuándo me llevas
a calles oscuras
a baños inciertos
a solitarios sueños
a cómo me llevas
desenhebrando la lengua
calzando la espada
muriendo de veras
demasiados gerundios
para hablar de lo eterno
que no encuentran a ésa
primera verdad
a dónde a cuándo a cómo
pero me llevas
mi prima
mi primavera

domingo, 21 de marzo de 2010

se apodera la calma del clima
los restos de las botellas se solidifican
rubores en los hocicos temblorosos
mortálamo cirrótico
engarzador de virtudes
cosechador de desdichas
pañuelo disecado por el uso
explicación políglota
mierda verso
verso mierda
verso versus mierda
mierda versus verso
verso versus verso
mierda versus mierda
viceversus vicemierda
calmados los valientes
en la torrentera infalible
agotados los valientes
por calmar tanto sus nervios
y agotados los cobardes
(en todos los sentidos)
virtuosos infalibles
unidos al compromiso de los vagos
agotados
como los poemas, como el acre,
la peseta, el escudo,
la leyenda
y mi estoicidad

DE SEDA

poema cursi para dama incursi
el ángel que vuela
el demonio que quema
tú...
tú siempre entre medias

domingo, 14 de marzo de 2010

"los perros son como la muerte: quieren huesos"
Alejandra Pizarnik
acariciando venas de violín:
notas sanguinolentas
agotándose al compás
de los buques que ahora zarpan
huesos tan débil coraza
que se mueren sin lactosa
mis huesos con caries morenas
pelados del tiempo, mates
moteados por los golpes de yunque
huesos que sostienen y pesan
que me entierran en la fosa
esperando que cualquier chucho me exhume
para abandonarme luego, no tan solo,
acompañado de sus babas
PD: mi vida se escribe deprisa
de manos de Barbara Blackburn
el ego del diariero
estrellado contra el fondo papelero
y si yo me prostituyo
es solamente asunto mío
del barroco soy el barro
del renacimiento cimiento
yo soy sayo hecho a pedazos
en un abanico de rotos
y en una tajada de bienes
(que no son tan buenos)
abalorio colgado de fémino cuello
que se pasea en la calle bajo la lluvia
oculto pegado al pecho furtivo
abrazado a diez tristezas
como cuentas de un rosario
dadme la leche señora que mis dientes no hacen daño
ya no asierran ni sonríen, no trituran en pedazos
dadme la leche que muero
por la máquina escritora
de mover el carro
tengo el brazo anquilosado
y mi archivo personal
está lleno de fracasos
de la furia de las piedras
masca huesos las paredes
y la calma se acicala
en su bata de albornoz.
este vagabundo loco
chillando a los coches perruno
persigue sus sueños vináceos
con el cartón en la mano
y peinado por el viento
con un pecho destrozado
y la espalda hecha clavijas
donde tanto trabaja
pasa las horas ociosas
es el primero en fichar
y el último en la partida
cobrará la voluntad
al que le mire a los ojos

miércoles, 3 de marzo de 2010

A Vero...
"como los muñecos en el pimpampum"
dos quintetos lejanos amigos
te regalo un alejandrino más que tramposo
eres muchas chinelas tan lejos de tu tierra
que aupada a escaleras no te impiden ver la sierra
a pesar de un equipaje tan poco abundoso
por zancos dos zapatos la mirada gamberra
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y aunque las letras se adhieren al pecho enemigo
mi tesoro escondido tu correo extranjero
con tus furtivas misivas de alcance más vero
paladëo la fortuna del libre mendigo
y por no arrancarme el cráneo me quito el sombrero
el hijo bastardo de Clinton ha vivido
durante largas temporadas en un vestido
o-dios o Dios oh Dios
dominicos domini canes dogs of god
dios escucha mis plegarias en su ipod
que usen las armas con presunción de inocencia
alguna vez se leyó a Marinetti (habida cuenta)
besará el cañón de su pistola como advertencia
en el beso de la muerte
hambrienta
il bacio della morte
affamato
caer el peso al piso inerte
como último alegato
que se cobra el importe
el hijo bastardo de Clinton no es hijo probeta
el poeta el profeta el atleta el esteta
descansan destripados desde días en la discreta cuneta
aún con el musgo instalado en mis ojos
puedo ver que no soy el que era
sentir mis ojos, sí, anidados de musgo
y dolerme el alma como un postoperatorio
en una mesa dejo mi legado
y la mesa, por desgracia, se sostiene
porque el polvo no pesa demasiado
si alguna vez soñé con morir sólo fue por morir consciente
por el recuerdo de la muerte más preciso que el de la comida de esta misma mañana